¿Por qué en Latam nos asusta el riesgo al invertir?

Latinoamérica es un territorio de contrastes. Vivimos en ella cerca de 667 millones de personas y, aunque todos sus países comparten distintas características como el orígen histórico y la mezcla étnica, también, es un territorio que muestra grandes diferencias. Por ello ha sido llamada la zona “más desigual” del planeta y los datos así lo demuestran. 

Este título se lo dio la Comisión Económica para América del Norte y el Caribe (Cepal) cuando evaluó las condiciones económicas en las que -generalmente- se desenvuelve la región. Por ejemplo, en 2019, este organismo destacó la gran diferencia que persiste en la distribución de los ingresos de sus residentes, el acceso a las oportunidades laborales o la concentración de la población en ciertas zonas demográficas. Y eso es apenas la punta del iceberg. 

Sin embargo, desde otro punto de vista, si analizamos el avance del emprendimiento local en los últimos años y las oportunidades de inversión que ofrece, Latinoamérica ha sabido abrirse paso para ser una región con características que la han convertido en una “tierra de oportunidades”; al menos para proyectos y startups que buscan aliviar o solucionar la realidad económica de la mayoría de sus países. 

 

Una región peculiar 

Para este año, Latinoamérica, según han coincidido los principales organismos internacionales (como el Fondo Monetario Internacional), tendrá la necesidad de seguir atendiendo dos frentes: una alta inflación y un mercado laboral que sigue sin acomodarse a los niveles vistos antes de la pandemia. Este contexto da una idea de que, al menos en los próximos meses, la inestabilidad económica se mantendrá como una constante. 

Por supuesto, ésto no es algo nuevo. Desde hace décadas, políticas gubernamentales deficientes y altos niveles de corrupción en todas sus naciones, han llevado a la zona a mantener ese funesto enunciado que afirma que, aquí,  “los ricos se hacen cada vez más ricos mientras que los pobres se hacen más pobres”. Pero no todas son malas noticias; el mercado también ha evolucionado. 

Y es que Latinoamérica es hoy un territorio atractivo para el desarrollo de los negocios. Aún a pesar de que los marcos regulatorios son -en general deficientes- las condiciones para emprender se han mejorado de tal forma que, cada vez más, aparecen proyectos y startups que entienden y atienden las necesidades de los habitantes. Por ello, por ejemplo, se ha dado una súbita fiebre de fintechs que prometen brindar apoyos financieros sin trámites o complejidades de los bancos. 

¿Esto es algo bueno? ¡Por supuesto! Esta situación habla que la innovación se abre paso en la región para dar pie a propuestas de negocio que simplifican la vida de las personas . Ahí están varios ejemplos de startups -que nacieron a raíz de la realidad de las personas en Latam - y que hoy son referentes a nivel internacional: Mercadolibre, Nubank, Kavak o Rappi. Al final, si se les analiza a detalle, podemos darnos cuenta que, el mérito de esas compañías, está en que supieron redefinir “de un modo local”, las necesidades que tienen los habitantes de esta región a partir del contexto económico, político y social. 


El Venture Capital en Latam

Sería increíble decir que estas empresas tuvieron el apoyo financiero en sus propias regiones, pero no fue así. Aunque nacieron gracias a emprendedores locales, su idea tuvo que migrar a países como Estados Unidos para encontrar inversionistas dispuestos a correr el riesgo con las startups.

Si uno analiza el “por qué” de esta circunstancia, es porque en Latinoamérica no existen las mismas condiciones ni facilidades para que los proyectos o startups sean financiados de la misma forma que en países desarrollados. Sin embargo, una vez que logran tener el presupuesto para afinar y profesionalizar su modelo de negocio, se lanzan al mercado con grandes resultados. 

Pero, ¿qué hay de los inversores locales? Considero que, de manera general, les aterra el riesgo. Y es que, si uno mira fríamente a qué le apuesta el capital latinoamericano es a aquellos proyectos que van “a lo seguro” sin visualizar otras posibilidades o tendencias que se perfilan como revolucionarias del mercado en el próximo año. Con ésto, pareciera que, en nuestro ADN, la sola idea de apostarle a ideas “chifladas, abruptas o inverosímiles” se contrapone a lo que nos han enseñado. Y todo eso nos hace ir un paso atrás con el resto del mundo. 


Una nueva oportunidad

Para contrarrestar esta situación, el inversor local debe considerar: 

  • No todo es real state o construir un departamento, es importante participar en foros y eventos especializados que le permitan actualizar el conocimiento y evolucionar su pensamiento, acerca de las tendencias que ocurren o se perfilan en el mundo. 


  • Profesionalizar su toma de decisiones, tomando como ejemplo empresas que hoy están rompiendo el mercado y que crecieron gracias al capital que captaron a través del Venture Capital. 


  • Perderle miedo al riesgo, encontrarás modelos de negocio que no sean “real state” o “fintech” con gran potencial de penetrar Latam, recuerda que la clave está en diversificar.


Mientras el mundo está tratando de normalizarse, después de la pandemia, la realidad económica del mundo también lo busca. Así, si las condiciones de desarrollo del emprendimiento y de inversión no cambian en Latinoamérica, será muy difícil que podamos acelerar la recuperación en un corto plazo.   

Además del sector público que debe garantizar condiciones de desarrollo del emprendimiento, el llamado para los inversores locales está en que deben ampliar su perspectiva para conocer y reconocer nuevas posibilidades de éxito en proyectos y startups latinos que apuesten por revolucionar el mercado. Y eso sólo se logrará cuando le pierdan el miedo al riesgo. 

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Eduardo Medina

Líder Ejecutivo en Venture Capital